Es terrible ver cómo entre susto y muerte, hay muchos que han decidido por lo segundo. Y lo único que puede venir a la mente es una pregunta:
¿Por qué?
Sí, es una pregunta muy seca y se puede ampliar con varias más para profundizar en el tema. Por ejemplo:
¿Por qué hay un sector de la población que no hace caso a las medidas preventivas de confinamiento?
¿Por qué se van de fin de semana cómo si el problema no fuera con ellos?
¿Por qué van por la calle sin las distancias y medidas establecidas para evitar la propagación?
Ante estas cuestiones, sólo puedo llegar a la terrible conclusión de que dan por perdida la lucha contra el Covid-19. Las tardías medidas aplicadas desde el gobierno, aparte de las insuficientes cómo cerrar territorios, propician que un sector de la población ya no se tome en serio este problema. El hecho de que una parte importante de la población tenga que seguir trabajando y abarrotando el transporte público, es un ejemplo de ello.
O, puede que me equivoque, admitan con resignación de que el mal ya está hecho y ya se ha arrebasado el punto de no retorno. Tambien me viene que la respuesta es la ausencia de empatía hacia todos aquellos que están luchando activamente (sanitarios y trabajadores esenciales) y arriesgando sus vidas, y los que están luchando pasivamente y respetan las medidas de confinamiento.
Parece que no quieran salvar a los sectores más arriesgados frente a la enfermedad que son la tercera edad y los que tienen problemas de salud, haciendo inútiles todos los esfuerzos de aquellos que quedarán marcados para siempre por este desagradable episodio.
Puede que sea tambien la estupidez de un sistema que ha primado cada vez más el individualismo, primando la ausencia de altruismo y solidaridad, y elogiando la competitividad y el egoismo.
O puede que sea la mezcla de todo.