Creer o no creer, esa es la cuestión. Hablar de Dios, o de cualquier sinónimo del mismo es difícil o directamente imposible o prohibido. Un maestro espiritual, Eckhart Tolle, habla del “Ser” por el mal uso de la palabra Dios a través de la historia.
Creer o no creer. A nivel intelectual si Dios apareciera y fuera comprobable por el método científico todo lo que significa la Fe o creer carecería de sentido. También, si saliera en las noticias que se ha comprobado que Dios no existe, pasaría lo mismo. Los creyentes tendrían que volver a su casa con un cambio total de mentalidad en cualquiera de los dos casos.
Yo creo en Dios, pero si la ciencia anunciara que existe realmente sería el primero en salir corriendo. El miedo de saber empíricamente que hay algo que te está viendo o juzgando, ayudando o haciéndote pasar pruebas o darte libertad, etc. me haría sentir de alguna manera esclavo o marioneta de un Dios con todo el miedo o resignación que conllevaría.
Y al revés, si confirmaran su no existencia, yo, siendo creyente, soy de los que pensaría que el método científico no puede abarcar toda la verdad como explica el cómico Ignatius Farray en este vídeo: www.instagram.com/p/BbsOZk3F3ww/
Menos mal y "gracias a Dios" podemos creer en lo que queramos gracias a la libertad que "Dios nos ha dado."
A través de la historia son innumerables las civilizaciones que han creído en un dios o en varios, por cualquiera de las razones que podamos imaginar. Desde la ignorancia hasta el interés, pasando por la cultura o las costumbres de una sociedad que ni se cuestiona sus propias creencias.
Creer o no creer. Llega un momento en la vida en que uno tiene que tomar esa decisión como adulto por primera vez. Luego puede que cambie o no.
A mí me encanta la historia del explorador que llega a una tribu con un mechero y sus habitantes ven la facilidad con la que hace fuego. Cuando se va, y deja el mechero como regalo, ven como algo increíble ese artefacto para iniciar un fuego. Las siguientes generaciones terminan degenerando en hacer alabanzas a un mechero desgastado sin saber muy bien porqué.
A lo largo de la historia han existido personas que compartieron con los demás algo que parecía increíble, que cambiaría sus vidas. Generaciones más tarde esas enseñanzas se convertirían en religiones o sectas, para algunos lo mismo, que solo servirían en muchos casos para usos más mundanos.
Dios, espiritualidad y religión. Tres términos relacionados, pero totalmente diferentes, que darían para otro artículo para reflexionar sobre sus diferencias o semejanzas. Yo estoy aquí de pesado con lo de creer o no creer.
El ser humano tal como lo conocemos tiene unos 200.000 años. Pero hace unos 2.000 tuvo que pasar algo para que una serie de personas recorrieran el mundo conocido para compartir lo que les había enseñado un tal Jesús de Nazaret. Luego el imperio romano lo convertiría en la religión oficial de occidente y así hasta nuestros días. En la India pasaría algo parecido con Buda. Ambos revolucionarios, Jesús y Buda, al igual que otros muchos personajes, todavía están en duda si fueron reales o no. Hasta tal punto que tienes que creer o no según qué historiador.
Por eso en el creer o no creer. Como el que cree que el piloto de un avión o un conductor están capacitados para su función, pero en estos casos con razones más plausibles.
Creer o no creer, porque no existen medias tintas, o estamos aquí por simple casualidad y puro caos o existe un creador.
Y como creo que no tengo más que contar va siendo hora de terminar este artículo. Con la seguridad de que luego se me ocurrirá algo o pensaré que me habré equivocado. Por eso somos humanos. Y si has llegado hasta aquí gracias por leer toda está conjunción de palabras, las creas o no.