Vamos allá, como parte del taller de metas de uno de los cursos de psicología de Pablo Zamit, vamos a definir un día perfecto …
¿Cómo sería un día perfecto? …
- Me levanto descansado
- Desayuno algo bueno, mientras tengo o escucho conversaciones interesantes de la gente con la que convivo
- Voy a trabajar y avanzo en mis tareas. Durante la jornada hay momentos de conexión real con mis compañeros de trabajo
- Por la tarde estoy con mi familia, en particular con mis hijas o hago deporte (u otro tipo de actividad) con gente afín
- Ceno ligero y rico, veo algo en la tele o leo y me voy a dormir
Yo aquí veo varias cosas importantes …. que se pueden resumir en: Un día perfecto sería aquel en el que avanzas, en el que las tareas que realizas tienen sentido y que además conectas y disfrutas (¡y haces disfrutar!) de la compañía de otras personas.
El sentido de lo que haces, el aprendizaje y la conexión con otras personas es lo que define que un día valga la pena… No es necesario hacer cosas espectaculares, aunque la fiesta y la búsqueda de emociones sean un modo cojonudo de conectar y conocer a otras personas. Y todo desde la autenticidad, sin postureos.
El tener objetivos e irse acercando a ellos me parece fundamental.
Qué sería un día “imperfecto” entonces
- Un día en el que estás sólo
- Un día en el que aquello a lo que dedicas tu tiempo te aleja de lo que realmente quieres o del tipo de hombre que me gustaría ser