Cuando una enfermedad sin vacuna se extiende por el territorio sin control, la medida más efectiva es restringir el derecho de libre circulación por causas más que justificadas. La adopción de esta medida está más que justificada en un episodio de extrema gravedad que podría suponer víctimas por un contagio desbordado y desconocido. Si debido a este desconocimiento no se puede controlar la propagación, lo mejor es establecer una cuarentena estatal hasta que el peligro se haya redimido. De esta manera se evitan focos de infección.
La soberanía del Estado reside en el pueblo español, y éste son las personas, tus amigos, tus vecinos, los desconocidos con los que te cruzas todos los días. Seres humanos que tienen derecho a vivir y, también, tienen derecho a no ser expuestos aunque suponga un perjuicio a la economía. Ojalá el espíritu colectivo de la clase obrera se conciencie y opte por una huelga general indefinida, ante la ausencia de medidas más drásticas.
Somos personas, no mano de obra desechable.
P.d.: Quédate en casa.