Soy un diciembre 2020. Y un junio 2007. Y un sepadioscuando 2010. Y un 2014, creo. He estado aquí con varios nombres, varias épocas. He conocido a @Professor, a @jorso (dep), a @cocopino, a @camachosoft, a @Karmo, a @carme...y a @seijo, a @gallir, a @memeneopensandoenti, a @cerdopolla y a otros muchos, desde trolls adorables folla-ardillas a sesudos comentadores.
Cada cierto tiempo este lupanar me satura y desaparezco un tiempo, pero al cabo de unos meses o un año vuelvo. Y cada vez que vuelvo es peor: cada regreso supone ver como se ha perdido el norte y la vocación del sitio. Y la culpa es de los usuarios.
Hace unos días el fundador del sitio, @gallir, en un valiente "pregúntame" se enfrentaba a preguntas bastante peliagudas (el uso de la licencia, la venta del sitio, el espíritu del sitio, la necesidad del voto negativo, la tortilla sin cebolla...) y enseguida el discurso se vio enmierdado hacia cuestiones personales. Y salió el tema de la polarización de la web, trolls y demás...y @gallir respondía a la pregunta de cómo controlar las hordas de trolls (pagados o no):
La mejor manera? No lo sé, pero si exige más esfuerzo intelectual para filtrar la basura de opiniones independientes, informadas y bien intencionadas. No, es para ser muy optimistas.
Y eso me hizo pensar. Yo cada vez que he vuelto a la web me he encontrado un menor trabajo intelectual en los envíos y en los comentarios. Los artículos (salvo las excepciones que todos conocemos) son una basura. Este artículo, de hecho, es una basura.
¿Qué solución puede tener menéame? Ninguna. La evolución de la plataforma no va a solucionar los problemas intrínsecos de la misma (los usuarios). Solo queda una salida: la revolución.
¿Pero qué tipo de revolución? Pues una que implique aquello tan manido de "el rey ha muerto, larga vida al rey"; matar menéame para reconstruirlo desde cero: borrón y cuenta nueva.
Quizás (solo quizás) esa sea la cura para esta enfermedad de polarización, mal rollo y mierda generalizada en la que se ha convertido el sitio.
Por cierto, este artículo es mi última aportación a menéame. Quizás vuelva, quizás no.