Menemismo: la pinza liberalcomunista contra el capitalismo

Vamos a imaginar cómo la unión del liberalismo y el comunismo podría superar al capitalismo. Realmente es simple y consistiría en establecer un estado principalmente liberal con una sola restricción a nivel laboral: que las empresas se transformaran obligatoriamente en cooperativas después de unos años (a la muerte del fundador, por ejemplo).

Ahora la versión larga. El comunismo defiende una dictadura del proletariado como una primera fase. En esta fase, el estado debe ser fuerte para vencer a los burgueses y pasa a poseer los medios de producción, pero la intención es llegar a la segunda fase. En esta “fase superior” no sería necesario ese gran estado. Los medios de producción serían propiedad de los trabajadores y la conciencia individual habría cambiado, tendiendo a la cooperación social entre iguales. Me voy a abstener de tópicos como “el comunismo no funciona”, aunque es verdad que en las experiencias comunistas que se han vivido, nunca se ha llegado a esa segunda fase. Podemos buscar motivos externos, pero yo me inclinaría a pensar que una vez establecida una estructura gigante (un estado fuerte y burocratizado), es muy difícil que de motu proprio tienda a menguar.

Por su parte, el liberalismo tiene múltiples corrientes, desde el anarcocapitalismo hasta los libertarios, pero debería poder aceptar que cada individuo sea el responsable de su propio éxito suprimiendo parte de la herencia. Por ejemplo, una persona podría crear libremente una fábrica y enriquecerse. A cambio de su iniciativa, inversión, riesgo y conocimientos se le permitiría disponer de su propiedad y obtener beneficios, pero no eternamente. A su fallecimiento (por ejemplo), la fábrica pasaría a ser propiedad de sus empleados y su éxito sería responsabilidad de los mismos. Los descendientes del dueño de la fábrica se habrían beneficiado de una educación seguramente privilegiada y buena herencia económica. 

Soy consciente que habría que matizar muchos detalles: si el empresario quiere vender su fábrica en algún momento, si todos los empleados tendrían las mismas participaciones de la cooperativa, etc. Como en todos los estados, habría que buscar fórmulas y regulaciones para hacer viable este sistema. 

Por último, sobre los servicios públicos esenciales (medicina, infraestructuras, educación, etc.) se podrían minimizar con el tiempo, pues si el sistema funcionara, podrían ser proveídos por el mercado (un mercado eficiente pero cuya propiedad principalmente sería de los mismos trabajadores, sin explotación ni plusvalía), aunque atendiendo siempre a las personas que por incapacidad o mala suerte fueran excluidas de dicho mercado.

A la larga estoy seguro de que las conciencias cambiarían y se tendería a una sociedad más igualitaria y justa.

Para evitar suspicacias y aversiones previas, este sistema debería bautizarse con un nuevo nombre que no remita a viejas doctrinas, por lo que propongo que se llame Menemismo (o Meneamismo o Menamismo). A los que participen con sus comentarios en la definición de sus principios, les prometo busto en el monumento a los héroes de la patria (Menemista).