Hoy, día en que ha muerto Antonio Escohotado, es bueno recordar una de sus afirmaciones sobre las drogas: "el prohibicionismo acabará entre susurros" es decir con poco ruido.
Ahora que ya hace un tiempo que algunos estados han legalizado la yerba para uso recreativo, Canadá, Uruguay, bastantes de los USA, Luxemburgo y próximamente Alemania, lugares en los que todo adulto que ha querido a podido tener acceso legal al cannabis es bueno saber lo que ha pasado, esto yo no lo se pero considero que es innecesario saberlo porque es mas importante saber lo que no ha pasado.
Porque no ha pasado nada, ni gran número de muertes por su consumo, ni oleadas de nuevos esquizofrénicos entrando en psiquiátricos, ni incremento exponencial de la delincuencia, ni bandas incontroladas de jóvenes drogados asolando los paises robando, violando y asesinando en una especie de nuevo apocalipsis cuasi zombí.
Y no es necesario leer los periódicos locales ni viajar a estos lugares, si alguna de estas desgracias hubiera acontecido todos los canales de televisión nos lo habrían hecho saber sin que nadie pudiera ignorarlo, ya que siempre ávidos de contar desgracias y sensacionalismos hubieran tenido tema para los próximos mil años.
Hace poco he leído algo que ratifica esta situación, se ha decidido dejar de hacer pruebas para detectar el consumo de marihuana a los jugadores de la NBA, lo cual equivale a decir que se ha legalizado el uso de la sustancia para los jugadores de basket americanos, que por otra parte está muy extendido (en varios artículos lo elevaban al 80 por ciento). Y ¿qué ha pasado? Pues nada, la liga ha seguido como siempre, ni los jugadores han dejado de correr y saltar, ni han perdido coordinación, ni concentración en el juego.
A este paso pasará lo mismo que con la despenalización de la homosexualidad, antaño uno de los peores vicios y enfermedades mientras que ahora que el Sistema ha decidido asimilarlo todo lo gay es guay y reconocidos homosexuales pasan por estrellas presentadoras de telebasura.
¿Donde están los policías, los jueces, los políticos, los médicos, los pensadores que instituían la persecución?Los únicos que persisten en su posición son algunos eclesiásticos, pero de los demás ¿quien ha salido a reconocer públicamente su error, quien ha dimitido o quien se ha retirado a un convento de clausura para expiar sus pecados con la penitencia? Que yo sepa nadie, mas bien han optado por callar como putas que se dice.