En respuesta a Faramir y sus “iluminadas” ideas

Es la primera vez que escribo un artículo en MNM, no he podido contenerme esta vez, como no puedo contenerme cuando escucho que alguien trata de hacer pasar una gilipollez supina por una sesuda reflexión propia de un arrebato de librepensamiento. Me refiero al artículo de Faramir:

www.meneame.net/story/llevo-saltandome-confinamiento-desde-primer-dia-

Dejemos a un lado el hecho de que las leyes no deben ser interpretadas por ciudadanos. Primero porque la gente no está siempre al tanto de la gravedad o peligrosidad de sus acciones. Particularmente en este caso que hablamos de una enfermedad de la que todavía hoy se sabe tan poco. Y segundo porque institucionalizar la diferente aplicación de las leyes es como institucionalizar la segregación. Mal está que tengamos una sociedad injusta, si encima hacemos leyes que favorezcan esa segregación, dejando a cada uno que las interprete como mejor le parezca.

Dejemos a un lado el hecho de que la expansión del virus en zonas menos pobladas se debe en parte a otras geniales mentes pensantes que pensaron que una cuarentena es algo así como unas vacaciones donde irse a tu segunda residencia/casa del pueblo/(ponga aquí su lugar de retiro preferido), era como aislarse y las consecuencias desastrosas que esto tuvo:

eldiariorural.es/no-vengas-al-pueblo-el-grito-de-auxilio-de-la-espana-

elpais.com/sociedad/2020-03-31/la-espana-vaciada-pide-auxilio.html

Dejemos también de un lado el hecho de que no se pueden hacer excepciones por razones obvias. Me explico: las leyes no pueden contener todas las posibles excepciones porque su redacción sería interminable. Y si ya no nos leemos ni siquiera los programas de los partidos políticos en plena campaña electoral como para leernos un tocho de leyes durante un estado de excepción.

Por poner un ejemplo de esto último: el límite de velocidad en carretera se ha puesto pensando en la gran mayoría de la gente. No tengo la menor duda de que Carlos Sainz puede conducir de una manera segura a una velocidad muy superior a ese límite, eso no quita para que tenga que seguir las normas como los demás y para que se le multe como a los demás cuando sobrepase esa velocidad en una vía pública aunque lo haga a la hora de comer en una zona solitaria donde no conduce nadie.

Lo peor de todo es que si Faramir o su amigo con el que conversa tan bien se hubieran lastimado gravemente (torcedura de tobillo, ataque al corazón, accidente,…) durante una de sus salidas y llamaran al 112 estarían: a) exponiendo al personal de la ambulancia y a los cuerpos de seguridad al contagio, b) desperdiciando recursos valiosísimos y escasos en estos momentos (ambulancias, médicos, etc.) y c) ocupando espacio en un ambulatorio, clínica u hospital destinado a casos mucho más graves.

Algo que desgraciadamente ya ha pasado durante la cuarentena del coronavirus:

www.elnortedecastilla.es/segovia/rescatados-puerto-cotos-2020031618463

El borreguismo no viene tanto de seguir normas que nos pueden parecer más o menos injustas, sino que principalmente viene de creer que somos los únicos que realmente estamos en posesión de la verdad, que los demás se equivocan y que podemos arreglárnoslas solos. El borreguismo es creer que las acciones individuales no influyen en el colectivo y en la sociedad, y el creerse ser la excepción de la regla.

Borrego (dle.rae.es/borrego) en el Diccionario de la Real Academia viene definido como “persona que se somete gregaria o dócilmente a la voluntad ajena”, pero también como “persona sencilla o ignorante”. Y es que hay que ser muy simple para no darse cuenta de que es precisamente ese borregismo traducido en egoísmo individualista, el que nos ha llevado a este punto en el que estamos ahora.