Hay que reconocer que el feminismo ha tenido un gran éxito, quizás ese es el problema, por que además ha sido útil para cambiar lo sociedad, aunque exista un tensión obvia entre esa utilidad y la funcionalidad para el sistema. Ese éxito, positivo, ha generado un consenso bastante amplio en cuanto a la gente que incluye y muy estrecho en cuanto a las ideas admisibles, que en algún momento puede resultar asfixiante, especialmente cuando nos topamos con techos de cristal y seguimos empujando en la misma dirección, pero quizás esa dirección es ya una vía muerta...
Es cierto que encierra dinámicas postmarxistas. Recuerdo que hace poco una amiga me dijo que no va a las manifestaciones porque está llena de consignas sobre el patriarcado, y considera que la izquierda se apropia de ella. Ella cree que el feminismo es una cuestión transversal, sin signo político. Se define como capitalista y feminista, y se siente excluida de los círculos feministas. También, y quizás es lo peor, encierra dinámicas dualistas (hombre-mujer, machismo-feminismo) y de confrontación. Es decir, necesita de un otro al que culpar, el otro dual y negativo. Las películas de Hollywood siguen haciendo buena taquilla.
Para empezar a enmarcar la cuestión yo diría que el concepto de patriarcado puede ser útil. Puede ser un mapa útil de las relaciones humanas y el enfoque de género también puede ser útil para crear mapas y por tanto cambiar la sociedad. El patriarcado va de roles, tal y como yo lo entiendo, que podemos resumir de forma esquemática y arquetípica como hombre-guerrero mujer-cuidadora. El problema es cuando el feminismo intenta demostrar que el rol feminino es más gravoso que el masculino. Puede que fuese cierto en los años 50, incluso 70, pero hoy ese análisis es más complicado, porque el rol no es en sí ni bueno ni malo, no se puede cuantificar, es una cuestión puramente subjetiva. Puede haber personas que de forma libre y totalmente natural acepten un rol de cuidador/a o de guerrero/a. Va de subjetividad, aunque tiene una dimensión social. El rechazo y el descontento con el rol propio se expresa de forma distinta en los géneros, en el femenino aparece la culpa, por ser "egoísta" y desentenderse del rol de cuidar. Ello puede ir acompañado de tristeza y depresión. En el masculino es la vergüenza, por no estar a la altura, lo que conduce a rehuir al otro, a la soledad y al aislamiento. Por eso los hombres están más aislados y se suicidan más. Todo esto no se puede resumir en el mismo salario, porque dos personas pueden hacer el mismo trabajo, una ganar más que la otra, y sin embargo la que gana menos ser feliz y la otra una desgraciada, y ello puede tener que ver con el género. Así que es poco hábil tomar esos derroteros y utilizar el marco liberal, pensando que todo se cuantifica con dinero, y ahí gente de derechas como Jordan Peterson es capaz de echar abajo toda la argumentación con datos. Entramos en un marco en el que ganan los conservadores, en consecuencia va a ser difícil cambiar algo.
Yo no voy a ponerme a discutir quien la tiene más larga, tan sólo diré que la socialización como varón es dura. Para mí se resume en la película "La chaqueta metálica". Se nos socializa con una violencia increíble, se dualiza winners-losers, el loser es el otro al que hay que machacar, quedas alienado de tus emociones y de tu rol como cuidador, pero es todo con una violencia tremenda. Si tengo que resumir lo que aprendí de mi madre es "defiéndete, si no sabes defenderte no vales nada". Así de crudo y así de duro. Una cosa hay que reconocerles a las mujeres, y es que están mucho más adelantadas que nosotros en problematizar su rol. Lo que se llama "nuevas masculinidades" es en muchas ocasiones un grupo de "planchabragas" que se dedican más a ser agradables a las feministas que en visibilizar el daño social infringido al hombre y a problematizar su rol.
El resultado final que yo veo, es que estamos tendiendo a una sociedad donde todos intentan asumir el rol de guerrero y de alguna forma seguimos pensando dentro de la caja. Mal vamos, y el tipo de actitud sectaria de algunas feministas a cualquier que plantee dudas sobre la senda emprendida no ayuda mucho. Así no vamos a emanciparnos queridos y queridas. Es mi humilde opinión. Estoy dispuesta a cambiarla si me das buenas razones.