Mucho se está hablando sobre de qué va la vuelta a las oficinas realmente. En Menéame lo hemos discutido en los últimos meses y diría que hay un sentimiento compartido de que, en muchos casos, está poco justificado desde un punto de vista exlusivamente productivo. Que se trata de que muchas empresas o no saben, o no quieren gestionar a sus equipos de este modo, por una cuestión más emocional que práctica.
He estado muy pendiente de lo que sucede en EEUU. Es un país donde fluye mucha información de forma abierta, con lo cual es fácil estar al tanto de cuestiones que se cuecen y que más tarde se repiicarán en otros países.
Me he dado cuenta que muchas de las protestas por el trabajo remoto provienen de grandes ciudades (como el alcalde en NY, que se pilló un berrinche) y del sector inmobiliario.
En España no necesitamos que nadie nos explique que los políticos y el sector inmobiliario son uña y carne, pero no está de más recordar que tenemos una larga histori de tejemanejes entre estos dos actores, y que los políticos pierden el culo por defender a este sector.
Cuando hablo de sector, obviamente no me refiero a tí, Manolo, que ahorraste y compraste dos pisos. Generalmente son empresas constructoras de tamaño medio que """acuerdan""" las recalificaciones de terreno, que tienen edificios enteros en alquiler, etc. Tú ya me entiendes.
Estas empresas tienen un problema. Si los trabajadores no quieren volver a la ciudad, sus terrenos adquiridos vía conexiones políticas y sus construcciones son una operación de mucho más risgo que si el desajuste entre oferta y demanda está garantizado. En Madrid y Barcelona, incluso con un gran porcentaje de teletrabajo esto sigue garantizado (de momento), pero en otras ciudades, donde los precios llevan subiendo cinco años sin parar, no está claro.
Pero es que además, ahora los alcaldes de las ciudades tienen un problema. ¿Por qué se pilló un berrinche el alcalde de NY? Pues porque tiene un montón de infraestructura construída para gente que viene de fuera. Y si no viven en el mismo municipio no los puede golpear por el otro lado, con impuestos sobre la propiedad. No son cautivos.
Asi que muchos Neoyorkinos se van a municipios colindantes, lo que es un problema para la ciudad, pero sobre todo para el alcalde, ya que se ve privado de mucho poder en esta relación de rascarse mutuamente la espalda con el sector inmobiliario/construcción.
Sólo para que le deis unas vueltas y estéis atentos.