El rescate bancario permitió, no solo sanear las cuentas de los bancos a costa de recortes en servicios básicos como la educación y la sanidad. Casi un millón de familias desahuciadas y el consiguiente descontento social fueron aplacados con el recorte de derechos y el control prácticamente total de los medios de comunicación por parte de la banca. En la hemeroteca podemos encontrar las pruebas de la canonización mediática de los botín y las grandes fortunas. Pero quedaba un cabo suelto: las redes sociales.
Nunca vimos manifestaciones de banqueros reclamando sus derechos. Nunca les hizo falta. Las grandes fortunas tiene el poder fáctico de este país. Hasta se les concedió un artículo en la Constitución. La democracia es todo lo real que quieran hacernos creer.
Aunque seguro hay periodistas empeñados en mantener su honradez, parecen la excepción más que la regla. Las redes sociales, el cabo suelto que quedaba, son ahora el hervidero de bulos y manipulaciones. El marketing político carente de escrúpulos se está convirtiendo en un arma de destrucción social, porque la derecha puede no ser muy inteligente pero puede pagar a gente que sí lo sea. Desactivar un meme es parecido a desactivar un virus y cambiar una ley no necesariamente puede ser efectivo.
"La mala publicidad es también publicidad": Ese es uno de los principios de marketing político que usa la ultra derecha. Así consigue repartir sus memes y tengan un alcance mucho mayor que el que tendrían si solo los distribuyeran los bots y sus seguidores. Lo curioso de todo esto es que utiliza las mismas técnicas que usa un virus para propagarse e infectar a su hospedador. Nuestra ingenuidad y la creencia de que somos inmunes a la manipulación es uno de nuestros puntos débiles. Pero una vez iniciada la infección nuestro cuerpo se defiende creando anticuerpos que bloquean los puntos de entrada a nuestras células e informando al sistema inmune de la presencia del virus y de sus estrategias.
La ultraderecha no se va a desactivar sola, solo cuando aquellos cuyos intereses defiende empiecen a verse señalados como los beneficiarios de sus campañas procederán a su desactivación. La tolerancia de la intolerancia ha desmantelado muchas democracias.