Desde que vine a Meneame me he desvivido contando historias y anécdotas entretenidas, poniendo dibujitos con muchos colores en el notame, respondiendo con cortesía e infinita paciencia a las
estup... ocurrencias de los meneantes ¡hasta me puse el avatar de un gato! En suma, me he inclinado a escuchar al populacho, he bajado al pueblo, he descendido para repartir mi atención entre la plebe, y sin embargo sólo obtengo indiferencia y hostilidad.