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El derecho a prostituirse, según el régimen cubano
El gobierno cubano reclama el derecho que tienen sus ciudadanos a prostituirse. La cínica respuesta contrasta con lo que, durante décadas, la propaganda de ese mismo régimen repitió hasta el cansancio, y cuyos ecos aún se escuchan ocasionalmente por los simpatizantes de los hermanos Castro que aún quedan.
Cuba debería asumir que en el país existe la explotación sexual y la prostitución y que estas tienen causas económicas, por lo que tendría que tratar de erradicar las causas que derivan en la explotación femenina.
“El Comité está profundamente preocupado porque el Estado Parte no reconoce la existencia de la explotación de la prostitución”, rezan las conclusiones sobre el país caribeño hechas públicas, afirmó el Comité por la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres de la ONU en 2013. La situación no ha cambiado sustancialmente hasta la fecha de hoy.
El Comité tiene por objetivo velar por que los Estados miembros de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Violencia contra las Mujeres —de la que Cuba es parte— acaben con la discriminación política, económica, social, cultural y civil contra las mujeres.
“Además, el Comité está también preocupado por la falta de esfuerzos para evitar la explotación de la prostitución y acabar con sus causas estructurales, así como la falta de protección y servicios disponibles para las víctimas de esa explotación”.
Sin embargo, la posición del Gobierno es asegurar que “el fenómeno de la prostitución no tiene causas estructurales en Cuba, ya que fueron eliminadas tras el triunfo de la Revolución”.
Las autoridades cubanas consideran que la prostitución en Cuba “constituye una elección personal de las mujeres y hombres que buscan en el ejercicio de la prostitución una vía para acceder a determinados bienes de consumo que propicien un nivel de vida superior al del resto de la población trabajadora, y en algunos casos emigrar al exterior”.
Cuba no promueve oficialmente la prostitución, tampoco niega la existencia de prostitutas en la Isla. Sin embargo, su enfoque al respecto es hipócrita y mal intencionado. Con la llegada al poder, el fallecido líder Fidel Castro convirtió en bandera que su revolución significaba el fin de lo que llamó el “burdel del Caribe”. Pero en un giro sin absolución histórica, el país se ha transformado en un centro de corrupción y vicio desconocido con anterioridad, donde la explotación sexual infantil es su aspecto más aterrador.
Cuba debería asumir que en el país existe la explotación sexual y la prostitución y que estas tienen causas económicas, por lo que tendría que tratar de erradicar las causas que derivan en la explotación femenina.
“El Comité está profundamente preocupado porque el Estado Parte no reconoce la existencia de la explotación de la prostitución”, rezan las conclusiones sobre el país caribeño hechas públicas, afirmó el Comité por la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres de la ONU en 2013. La situación no ha cambiado sustancialmente hasta la fecha de hoy.
El Comité tiene por objetivo velar por que los Estados miembros de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Violencia contra las Mujeres —de la que Cuba es parte— acaben con la discriminación política, económica, social, cultural y civil contra las mujeres.
“Además, el Comité está también preocupado por la falta de esfuerzos para evitar la explotación de la prostitución y acabar con sus causas estructurales, así como la falta de protección y servicios disponibles para las víctimas de esa explotación”.
Sin embargo, la posición del Gobierno es asegurar que “el fenómeno de la prostitución no tiene causas estructurales en Cuba, ya que fueron eliminadas tras el triunfo de la Revolución”.
Las autoridades cubanas consideran que la prostitución en Cuba “constituye una elección personal de las mujeres y hombres que buscan en el ejercicio de la prostitución una vía para acceder a determinados bienes de consumo que propicien un nivel de vida superior al del resto de la población trabajadora, y en algunos casos emigrar al exterior”.
Cuba no promueve oficialmente la prostitución, tampoco niega la existencia de prostitutas en la Isla. Sin embargo, su enfoque al respecto es hipócrita y mal intencionado. Con la llegada al poder, el fallecido líder Fidel Castro convirtió en bandera que su revolución significaba el fin de lo que llamó el “burdel del Caribe”. Pero en un giro sin absolución histórica, el país se ha transformado en un centro de corrupción y vicio desconocido con anterioridad, donde la explotación sexual infantil es su aspecto más aterrador.
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