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Cómo el Voltarén está matando el mazdeísmo [ENG]
Los entierros celestiales son quizás una de las formas más antiguas de gestionar los muertos. Que un animal, incluso uno tan simbólico como un pájaro, se coma el cuerpo no deja apenas rastro arqueológico, por lo que no hay manera de saber cuándo empezó la práctica. El yacimiento neolítico de Çatalhöyük apunta a que buitres y aves de presa podían haberse comido a los muertos, y en sitios como el Tíbet los entierros celestiales son prácticos además de una necesidad espiritual, ya que el suelo es demasiado frío para cavar. La gente subestima cuámto combustible hace falta para quemar un cuerpo: unos 500 kg de madera seca.
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