Hace cinco años, el G-20 prometió eliminar progresivamente las “subvenciones de combustibles fósiles ineficientes”, como parte de una estrategia más amplia para luchar contra el cambio climático y, sin embargo, las subvenciones han seguido aumentando. A escala mundial, se gastan unos 600.000 millones de dólares para apoyar la energía con un elevado índice de carbono, frente a los 90.000 millones de dólares que se asignan a la energía limpia.