LITERATOS. Compartimos fragmentos.
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Sodomáquina

El Sistema, siempre ayudado por los P, sube a una silla con un inmenso rollo de papel. TI se pone frente a él con la cabeza gacha, con un P a cada lado.

 JUEZ. —Se te acusa de leer.

 Se te acusa de escribir.

 Se te acusa de sonreír.

 Se te acusa de soñar.

 Se te acusa de retozar en la hierba.

 Se te acusa de barbudo.

 Se te acusa de melenudo.

 Se te acusa de peatón empedernido.

 Se te acusa de nefelibático.

 Se te acusa de abstemio.

 Se te acusa de vegetariano.

 Se te acusa de consumir poco.

 Se te acusa de no ver la TV.

 Se te acusa de no ir al fútbol.

 Se te acusa de no creerte las noticias.

 Se te acusa de no evadirte.

 Se te acusa de no vestir a la moda.

 Se te acusa de no llevar corbata un perchero con diversas.

 Se te acusa de no fumar, ni beber, ni jugar al balón.

 Se te acusa de bla, bla, bla…

 Mientras el juez sigue diciendo bla, bla, bla, TI se dirige al público:

 TI. —El veredicto fue "culpabilísimo", naturalmente, y la sentencia, como ya saben, la de muerte.

 Como verán, vivo en una sociedad justa, ansiosa de satisfacer los menores deseos de cada uno… ¿No te quieres integrar? Pues te desintegran, no hay problema.

"Sodomáquina" de Carlo Frabetti.

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Cómo no...

"De todo se puede aprender: incluso de un tren, de un teléfono y de un telegrama. De un tren se puede aprender que en un segundo se puede perder todo. De un teléfono se puede aprender que lo que se dice aquí puede ser oído allí. Y de un telegrama que todas las palabras se cuentan y se pagan".

Dicho Judío.

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Rebelión o revolución

Para la revolución se necesitan ciudadanos conscientes y decididos, con la ideas muy claras, al menos en la clase dirigente.

La sociedad actual puede conducir más a un rebelión de esclavos que a una revolución.

Ensayos. Herbert Marcuse

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Lo que no hace un termómetro

Es inútil generar un movimiento con el único objeto de mover la opinión pública internacional. Uno de los mayores errores del cantonalismo catalán fue poner toda su fe en la frase o la idea que terminase por conmover a la opinión pública internacional.

Es inútil. Tan inútil como poner de tu parte a tus vecinos en una disputa matrimonial.

El termómetro no calienta la habitación.

José Ortega y Gasset. Diario el Sol.

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Hechos y piedras

Hacemos ciencia con hechos, como hacemos una casa con piedras; pero una acumulación de hechos tiene de ciencia lo mismo que una pila de piedras tiene de casa.

(On fait la science avec des faits, comme on fait une maison avec des pierres; mais une accumulation de faits n'est pas plus une science qu'un tas de pierres n'est une maison.)

Henri Poincaré

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Invocando al Maligno...

"La persona no es un agente generador, es un locus, un punto en el cual confluyen muchas condiciones genéticas y ambientales en un efecto común... (la personalidad) queda en el mejor de los casos... (como) un repertorio de comportamientos proporcionado por un repertorio organizado de contingencias".

B. F. Skinner ("Sobre el conductismo").

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Harrison Bergeron

Kurt Vonnegut, Jr. 1961

En el año 2081 todos los hombres eran al fin iguales. No sólo iguales ante Dios y ante la ley, sino iguales en todos los sentidos. Nadie era más listo que ningún otro; nadie era más hermoso que ningún otro; nadie era más fuerte o más rápido que ningún otro. Toda esta igualdad era debida a las enmiendas 211, 212 y 213 de la Constitución, y a la incesante vigilancia de los agentes de la Directora General de Impedidos de los Estados Unidos.

Algunas cosas en la vida aún no estaban del todo bien, sin embargo. Abril, por ejemplo, seguía volviendo loca a la gente al no tener clima primaveral. Y en este mismo mes, húmedo y frío, los hombres de la oficina de impedidos se llevaron a Harrison Bergeron, de catorce años, hijo de George y Hazel Bergeron.

Fue una tragedia, realmente, pero George y Hazel no podían pensar mucho en eso. Hazel tenía una inteligencia perfectamente común, y por lo tanto era incapaz de pensar excepto en breves explosiones. Y George, al estar su inteligencia por encima de lo normal, llevaba en la oreja un pequeño impedimento mental radiotelefónico, y no podía sacárselo nunca, de acuerdo con la ley. 

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No es para ti, hermanita...

¿Cómo quieres negar, querida amiga, que hay seres —ni hombres ni animales—, extraños seres, que surgen del placer malvado de absurdos pensamientos?

Bien sabes tú, mi dulce amiga, que la ley es buena, buenas todas las reglas y todas las normas severas. Bueno es el gran Dios que creó estas normas, estas reglas y leyes. Y bueno es el hombre que las respeta..

Pero no es para ti, hermanita rubia, para quien escribo este libro. Tus ojos son azules y buenos, y nada saben del pecado. Tus días son como los opulentos racimos de las glicinas azules, que gotean sus florecillas hasta formar una muelle alfombra, por la que discurre mi pie ligero, bajo las bóvedas de follaje, relucientes del sol de tus días plácidos. No escribo este libro para ti, niña rubia, linda hermanita de mis días de tranquila ensoñación.

Para ti lo escribo, salvaje pecadora, hermana de mis noches ardientes. Cuando las sombras caen, cuando el mar cruel devora el sol de oro, palpita sobre las olas un rápido rayo de un verde venenoso. Es la primera y pálida sonrisa del pecado ante la angustia mortal del Día temeroso. Y el pecado se engalana con incendiados rojos y amarillos, con intensos tonos violeta, y respira en la noche profunda y exhala su pestífero aliento sobre todos los pueblos.

Y tú sientes ese hálito ardoroso. Entonces tus ojos se dilatan y se hincha tu pecho joven y tiemblan ansiosas las aletas de tu nariz y se distienden tus manos, húmedas por la fiebre. Caen los velos de los suaves días burgueses y la Serpiente nace de la negra noche. Y entonces se despereza tu alma salvaje, hermana, alegre de todas las vergüenzas, embriagada de todos los venenos; y del tormento y de la sangre y de los besos y de los placeres se levanta exultante, desciende ululando… por todos los cielos y los infiernos.

H.H. Ewers. La Mandrágora.

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Sin novedad en el frente

Kat ha encontrado una caballeriza llena de paja. Ahora podríamos dormir calientes, si no fuera por el hambre terrible que sentimos.

Kropp pregunta a un artillero que lleva tiempo en la zona:

—¿Hay alguna cantina por aquí cerca?

El otro se ríe.

—¡Qué va a haber! Aquí no encontrarás nada, ni una corteza de pan.

—¿Ya no vive nadie?

El artillero escupe.

—Sí, algunos. Pero se pasan el día husmeando cerca de nuestras ollas y mendigando comida.

Mala cosa. Así pues, tendremos que apretarnos los cinturones y esperar hasta mañana.

Sin embargo, veo a Kat calarse la gorra, y le pregunto:

—¿Adónde vas, Kat?

—A ver qué se puede hacer— responde, y se va.

El artillero suelta una risita burlona.

—¡Anda, ve, y no vuelvas muy cargado!

Decepcionados, nos acostamos pensando en la posibilidad de pegar un bocado de las provisiones de reserva. Pero es demasiado arriesgado, así que intentamos descabezar un sueñecito.

Kropp parte un cigarrillo y me da la mitad. Tjaden habla del plato típico de su país, alubias con tocino. Condena a los que lo preparan sin ajedrea. Pero, sobre todo, debe cocerse todo junto, y no, por el amor de Dios, las patatas, las alubias y el tocino por separado. Alguien amenaza a Tjaden con hacerle picadillo si no se calla de una vez. Entonces quedamos en silencio en la gran sala. Algunas velas crepitan en el cuello de unas botellas, y de vez en cuando el artillero escupe.

Estamos ya adormecidos cuando de improviso se abre la puerta y aparece Kat. Me parece un sueño: lleva dos panes bajo el brazo y en la mano una bolsa manchada de sangre con carne de caballo.

Al artillero se le cae la pipa de la boca. Toca el pan.

—Es pan auténtico, y todavía está caliente...

Kat no dice nada. Ha conseguido pan, lo demás no importa. Estoy convencido de que si lo enviasen al desierto, en una hora organizaría una cena a base de dátiles, carne asada y vino.

Se limita a decir a Haie:

—Corta leña.

Luego se saca del abrigo una sartén y del bolsillo un puñado de sal e incluso un poco de manteca: ha pensado en todo. Haie enciende un fuego en el suelo, que crepita en la fábrica vacía. Salimos de la cama.

El artillero duda. Parece sopesar si debe alabar a Kat a fin de conseguir una ración. Pero Katczinsky ni siquiera le mira, como si no existiera, de modo que al final se larga maldiciendo.

Kat sabe cómo asar la carne de caballo para que quede tierna. No debe freírse enseguida, porque queda dura. Primero debe hervirse un poco en agua. Nos sentamos en círculo con el cuchillo en la mano y nos hartamos de comer.

Ése es Kat.

Sin novedad en el frente, Erich Maria Remarque

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Competencia de instintos

Mi madre era puta y mi padre homosexual. Es obvio cual de las dos inclinaciones resultó ser más fuerte.

El león de Boaz Jachim y Jachim Boaz. Rusell Hoban.

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La epidemia

No sé si será prudente recordar este dictamen recién acabado el año Darwin, sin embargo, lo cierto es que el conde de Gobinau -de infausto renombre político y ocasionalmente grata relectura- señaló como a su juicio improbable que el hombre descendiese del mono, pero consideraba fuera de duda que muchos avanzan hacia él a toda máquina.

Fernando Savater. El regreso de Mecenas

elpais.com/diario/2010/01/19/cultura/1263855606_850215.html

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El origen de las especies

Puede decirse metafóricamente que la selección natural está haciendo diariamente, y hasta por horas, en todo el mundo, el escrutinio de las variaciones más pequeñas; desechando las que son malas, conservando y acumulando las que son buenas, trabajando insensible y silenciosamente donde y cuando se presenta una oportunidad, en el mejoramiento de todo ser orgánico en relación con sus condiciones orgánicas e inorgánicas de vida. No vemos estos pequeños y progresivos cambios hasta que la mano del tiempo marca el sello de las edades, y aun entonces tan imperfecta es nuestra vista para alcanzar las épocas geológicas remotas, que lo único que vemos es que no son hoy las formas de vida lo que en otro tiempo fueron.

La selección natural puede modificar la larva de un insecto y adaptarla a una porción de contingencias completamente distintas de las que conciernen al insecto ya maduro, y estas modificaciones pueden afectar por correlación la estructura del adulto. Así también, por el contrario, las modificaciones de este pueden afectar la estructura de la larva; pero en todos los casos, la selección natural asegurará que dichas modificaciones no sean en manera alguna nocivas, ya que si lo fueran la especie se extinguiría.

Charles Darwin, "El origen de las especies." (Publicado el 24 de noviembre de 1859.)

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El poder del sesgo

La premisa de este libro es que es más fácil reconocer los errores de otras personas que los nuestros.

Pensar rápido, pensar despacio - Daniel Kahneman

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Esa clase de libertad

Y entonces, idiotas, derribaron la casa para dar libertad a las piedras con que la habían construido.

Ciudadela. Antoine de Saint Exupery.

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El origen de la Virgen María

Las religiones de Egipto y Babilonia, como otras religiones antiguas, fueron en su principio cultos a la fertilidad. La Tierra era femenina; el Sol, masculino. El toro fue considerado como encarnación de la fertilidad viril, y fueron muy corrientes los dioses-toro. En Babilonia, Istar, la diosa de la Tierra, era la más alta entre las divinidades femeninas.

Por todo el Asia occidental fue venerada la Gran Madre bajo distintos nombres. Cuando los colonizadores griegos de Asia Menor fundaron templos para ella, la llamaron Artemisa y adoptaron el culto existente. Éste es el origen de la Diana de los efesios. El cristianismo la transformó en la Virgen María, y un concilio en Éfeso le dio el título legítimo de Madre de Dios, como el que aplicamos a Nuestra Señora.

Historia de la filosofía occidental. Bertrand Russell

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Sartor Resartus

¿Habría algo más prodigioso que un auténtico fantasma? El inglés Johnson anheló, toda su vida, ver uno; pero no lo consiguió, aunque bajó a las bóvedas de las iglesias y golpeó féretros. ¡Pobre Johnson! ¿Nunca miró las marejadas de vida humana que amaba tanto? ¿No se miró siquiera a sí mismo? Johnson era un fantasma, un fantasma auténtico; un millón de fantasmas lo codeaba en las calles de Londres. Borremos la ilusión del Tiempo, compendiemos los sesenta años en tres minutos, ¿qué otra cosa era Johnson, qué otra cosa somos nosotros? ¿Acaso no somos espíritus que han tomado un cuerpo, una apariencia, y que luego se disuelven en aire y en invisibilidad?

Thomas Carlyle, "Sartor Resartus" (1834).

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Hagakure. (Hojas ocultas.)

En las Notas sobre las Reglas Marciales, está escrito lo siguiente: "Ganar primero, combatir después, lo que dicho en dos palabras es ganar antes. La riqueza del tiempo de paz es permitir la preparación marcial para el tiempo de guerra. Con quinientos aliados, se puede derrotar a una fuerza enemiga de diez mil hombres."

Cuando uno intenta tomar el castillo de un enemigo y es necesario retirarse, hay que replegarse, no siguiendo la carretera principal sino las carreteras secundarias. Se debe tender a sus muertos y heridos con el rostro girado hacia el enemigo. Es evidente que el guerrero tiene que estar en vanguardia durante el ataque y en la retaguardia cuando la retirada. Cuando se ataca, no se ha de despreciar esperar el buen momento. Esperando el buen momento no se debe olvidar el ataque.

Entre los principios secretos de Yaygu Tajima No Kami Munemori, hay un proverbio: "No existe táctica militar para un hombre de gran fuerza moral."

Jocho Yamamoto, "Hagakure."

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Portal (Super Ficción–75)

En toda la historia ninguna cultura, ninguna civilización, ha crecido y se ha engrandecido por sí misma. Las guerras, las conquistas, las inmigraciones son lo que ha dado grandeza a los países. No por la violencia, la crueldad y la sumisión, sino porque los nuevos individuos, los vencidos o los vencedores, que a la larga son indistinguibles, han aportado nuevos puntos de vista, nuevas ideas, han contribuido a la transformación, a la presión histórica necesaria que constituye la grandeza de una cultura.

Una civilización solitaria no alcanza nunca la grandeza, sino su propia corrupción. Una civilización que quiera avanzar únicamente sobre los fundamentos que la crearon, que quiera alcanzar la grandeza por sí misma, no hace más que colaborar con los medios de su propia destrucción. No importan sus recursos, no importa su sistema de vida, su política, su filosofía. Sus funciones no serán más que un círculo vicioso que terminará por agotar lo que se halla en su interior. Tal vez no muera, quizá sobreviva, languideciendo sobre los laureles de su historia, convirtiéndose en algo insignificante.

Sebastián Martínez, “Portal”. (Relato incluido en "Super Ficción–75".)

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Sus ojos se cerraron. (Tango.)

Sus ojos se cerraron

y el mundo sigue andando,

su boca que fue mía

ya no me besa más.

Se apagaron los ecos

de su reir sonoro

y es cruel este silencio

que me hace tanto mal...

 

Fue mía la piadosa

dulzura de sus manos,

que dieron a mis penas

caricias de bondad,

y ahora que la evoco

hundido en mi quebranto,

las lágrimas trenzadas

se niegan a brotar,

y no tengo el consuelo

de poder llorar...

 

¡Porque sus alas tan cruel quemo la vida!

Por qué esa mueca siniestra de la suerte...

Quise abrigarla y más pudo la muerte,

cómo me duele y se ahonda mi herida.

 

Yo sé que ahora vendrán caras extrañas

con su limosna de alivio a mi tormento,

todo es mentira, mentira es el lamento...

¡Hoy está solo mi corazón!

 

Como perros de presa

las penas traicioneras

celando mi cariño

galopaban detrás,

y escondidas en las aguas

de su mirada buena

la muerte agazapada

marcaba su compás.

 

En vano yo alentaba

febril sus esperanza

clavo en sus carnea vivas

sus garras el dolor,

y mientras en la calle

en loca algarabía

el carnaval del mundo

gozaba y se reía

burlándose el destino

me robo su amor...

Letra de Carlos Gardel. Música de Alfredo Le Pera. Compuesto en 1935. Cantada por Carlos Gardel en el Film "El día que me quieras" de John Reinhardt con guion de Alfredo Le Pera. Este tango fue grabado por Carlos Gardel el 19/3/1935. 

Versión de El Cabrero: www.youtube.com/watch?v=R8Ph5yNTkQ8

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El verdadero test de Turing

Cualquier máquina lo bastante lista para superar el test de Turing debería ser también lo bastante lista para no superarlo.

Qualityland. Mark Uwe

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El Golem (1915)

Vuelve a despertarse calladamente en mí la leyenda del Golem espectral, de ese hombre artificial que hace tiempo construyera de materia, aquí en el ghetto, un rabino conocedor de la Cábala, quien lo convirtió en un ser autómata y sin pensamiento, al situar tras sus dientes una mágica cifra numérica.

Y del mismo modo que aquel Golem se convertía en una estatua de barro en el mismo segundo en que se quitaba de su boca la sílaba misteriosa de la vida, me parece que todos estos hombres se derrumbarían sin alma en el mismo momento en que se borrara cualquier mínimo concepto, quizás un deseo secundario en alguno, tras quitar de su mente cualquier inútil costumbre, o en otro sólo la oscura espera de algo indeterminado e inconsistente.

¡Qué asechanza tan latente y terrible existe en estas criaturas!

Nunca se las ve trabajar y, sin embargo, están despiertas muy temprano, se levantan con la primera luz de la mañana y esperan conteniendo la respiración, como un sacrificio que nunca llega.

Y si alguna vez parece posible que alguien entre en su territorio, algún indefenso del que se puedan enriquecer, cae de repente sobre ellas un miedo paralizador que las vuelve a hacer esconderse en sus rincones y mantenerse apartadas y temerosas de cualquier provecho.

Gustav Meyrink, "El Golem" (1915).

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La filosofía de las patatas fritas

—Pues claro que es una triste patata chip. Es el eslogan lo que me gusta: «La rutina de tu aperitivo.»

Fuera, el sonido de los tambores sube de volumen y después se detiene obedeciendo a algún tipo de lógica musical improvisada.

—Supongo que no lo pillo —dice Samuel—. No entiendo qué te parece tan genial.

—Piénsalo. ¿Por qué nos tomamos un aperitivo? ¿Cuál es la razón de ser de un aperitivo? La respuesta, y hemos hecho un millón de estudios sobre esto, es que nuestras vidas están llenas de tedio, de empleos soporíferos e interminables, y necesitamos un paréntesis breve de placer que disipe la oscuridad creciente. Por eso nos damos un capricho.

»Pero lo que pasa —sigue Periwinkle, con los ojos brillantes— es que incluso las cosas que hacemos para romper con la rutina se convierten en rutina. Incluso las cosas que hacemos para huir de la tristeza de nuestra vida se han vuelto tristes. Este anuncio reconoce que has estado comiendo un montón de aperitivos y aun así no eres feliz, que has estado viendo un montón de series y aun así te sientes solo, que has estado viendo un montón de programas de noticias y aun así no le encuentras sentido al mundo, que has estado jugando a un montón de juegos y aun así la melancolía te cala cada vez más hondo. ¿Cómo escapar?

El Nix. Nathan Hill.

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Estado Nación

Todo Estado es anexionista por naturaleza.‭ ‬Nada le detiene en su marcha invasora,‭ ‬como no sea el encuentro de otro Estado.‭ ‬Los más ardientes apóstoles del principio de las nacionalidades no vacilan en contradecirse,‭ ‬si lo exigen los intereses y,‭ ‬sobre todo,‭ ‬la seguridad de su patria‭.

Pierre Joseph Proudhon

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Sobre el progreso

A veces se argumenta que no existe el progreso real, que una civilización que masacra multitudes en guerras masivas, que contamina la tierra y los océanos con cantidades siempre crecientes de desechos, que destruye la dignidad de los individuos sometiéndolos a una forzosa existencia mecanizada, difícilmente puede considerarse un avance sobre la más simple existencia de los cazadores-recolectores prehistóricos. Pero este argumento, aunque de atractivo romántico, no se sostiene. Las tribus primitivas permitían mucha menor libertad individual que la que permite la sociedad moderna. Las antiguas guerras se libraban con mucha menor justificación moral que las actuales. Una civilización que produce desechos puede encontrar, y está haciéndolo, métodos para eliminarlos sin producir daño ecológico. Y los cuadros del hombre primitivo en los textos escolares omiten a veces algunos de los graves inconvenientes de su vida primitiva: el dolor, las enfermedades, el hambre o el duro trabajo que tenía que realizar tan sólo para sobrevivir. El paso de esa agonía de desnuda existencia a la vida moderna puede ser sobriamente descrito sólo como un avance hacia arriba, y el agente único para este progreso es sin duda la razón misma. 

Podemos ver cómo los procesos formales e informales de hipótesis, experimentación, conclusión, siglo tras siglo repetidos con nuevos materiales, han construido las jerarquías de pensamiento que han eliminado a la mayoría de los enemigos del hombre primitivo. Hasta cierto punto, la condena romántica de la racionalidad surge de la eficacia misma de la racionalidad para sacar a los hombres de sus condiciones primitivas. Ese agente tan poderoso y avasallador del hombre civilizado ha desterrado prácticamente todo lo demás, y ahora domina al propio hombre. Ahí está el origen de la queja.

Zen y el arte del mantenimiento de la motocicleta

Libro de Robert M. Pirsig

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Legitimidad del matrimonio homosexual, según Bergoglio

"Aquí también está la envidia del Demonio, por la que entró el pecado en el mundo, que arteramente pretende destruir la imagen de Dios: hombre y mujer que reciben el mandato de crecer, multiplicarse y dominar la tierra."

"No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios. No se trata de un mero proyecto legislativo (éste es solo el instrumento) sino de una 'movida' del padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios"

Jorge Mario Bergoglio. Fuente

menéame