La sanidad es uno de los grandes problemas estadounidenses. El negocio alrededor de aseguradoras, hospitales y médicos genera un sistema disfuncional que pocos ciudadanos entienden bien. Los resultados no lo justifican: la esperanza de vida es hoy igual que hace 20 años. Una compleja maraña de hospitales, pólizas de seguro, copagos y burocracia. Un sistema de salud privatizado de mala calidad, caro, ineficiente. En 2022 había 25 millones (8% de la población) sin cobertura sanitaria pese a gastar 16,6% del PIB en salud (11% en países similares).