Un centro médico del oriente de Cali recibió a un hombre pidiendo ayuda porque se había colocado cuatro argollas metálicas de una cortina de su casa y la presión de las mismas le impedían que se las pudiese quitar. El personal médico descubrió que el sujeto estaba sufriendo un ataque de priapismo -erección permanente-, y debido a que no contaban con las herramientas específicas para retirarle las argollas, se vieron obligados a llamar a los bomberos, que con tenazas y sierras especiales lograron liberar el pene del hombre.