Cuando el general israelí retirado Doron Almog abordó su vuelo desde Tel Aviv el 11 de septiembre de 2005, esperaba pisar pronto suelo británico. Sin embargo, minutos después de aterrizar en el aeropuerto de Heathrow, un funcionario de la embajada israelí abordó el avión y advirtió a Almog que permaneciera a bordo. Se había emitido una orden de arresto contra el ex jefe del ejército por presuntos crímenes de guerra cometidos en Gaza, y agentes de policía británicos estaban esperando en el mostrador de inmigración para detenerlo.
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