Sin embargo, la defensa de los vehículos de combustión interna podría ir más en contra de las clases trabajadoras que en su favor, a pesar de que ciudades como Valladolid o como Vitoria –allí se ubica la fábrica de Mercedes Benz– dependan de la fabricación de automóviles. Y es que España no fabrica para sí, sino para exportar. Y lo hace a países y regiones que comienzan a apostar por la electrificación del sector. Reino Unido es uno de los principales clientes, el 13% de las exportaciones españolas de automóviles fueron a parar allí.
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