La campaña del PSOE se ha vuelto internacional. No pasa un día sin que un dirigente del PSOE cite a Venezuela o Grecia, paradigmas del espanto con el que quieren convencer a sus votantes de 2011 de que no escuchen los cantos de sirena de Podemos. Y para hablar de esos temas, nadie más indicado que Felipe González, que durante muchos años tuvo la apacible vida del jubilado que rellena la pensión con pequeños negocios y favores a amigos hasta que decidió que la patria (venezolana) reclamaba su ayuda contra el peligro rojo.
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