Cada día más gobiernos sorprenden con un nuevo aliciente para que sus ciudadanos se animen a recibir su vacuna y aumentar así la campaña de inmunización. La última en subirse al carro es la antigua colonia británica, que sortea apartamentos y viajes para animar al pinchazo. En el extremo opuesto hay empresas que están amenazando con el despido, si los trabajadores no reciben la dosis.
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