Llegué a Asunción un miércoles, por la noche. Muy cansado. Después de dormir en el hotel, pasé toda la mañana y parte de la tarde con mi cliente, tenía bastantes temas a tratar. Me encanta Paraguay. No tiene muchos lugares turísticos por ver, pero la gente es absolutamente acogedora. Tienen la sonrisa pegada a la cara, desde la limpiadora del hotel hasta el taxista, pasando por el vecino de mesa, en la comida, que se interesa por mi bienestar. Es como un mundo aparte. No hay prisas, no hay mal rollo, solo gente sonriente, buen tiempo y mucha pobreza. Es uno de mis últimos viajes en este…