Acababa de empezar la temporada 1992/93, la de la supuesta confirmación de Estudiantes tras el éxito europeo del año anterior, y su entrenador, Miguel Ángel Martín, ya tenía claro que la plantilla necesitaba un refuerzo. Meses antes, en una decisión unilateral de la ACB que llegó a provocar una huelga general de jugadores durante la preparación de los Juegos Olímpicos de Barcelona, se había implantado en la liga española la figura del «tercer extranjero», aunque fuera a tiempo...