Según revela el “Observer”, ese largo seguimiento –explicable porque la iglesia romana carece de influencia en Gran Bretaña- remite a otro ”banquero de Dios”, el extinto cardenal norteamericano de origen lituano Paul Marcinkus. Pero, como su amigo Karol Wojtyla, se llevó muchos secretos a la tumba, además de la suerte de Juan Pablo I. Cientos de millones descubiertos en Bahamas eran de Roberto Calvi, “el banquero de Dios”, colgado por la Mafia bajo un puente en Londres
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