La minúscula república de Nauru fue uno de los países más ricos del mundo en los años 80, gracias a sus yacimientos de fosfato. Cuando se agotó la materia prima, el Estado entró en bancarrota. La isla optó entonces por convertirse en paraíso fiscal o bien un campo de refugiados al servicio de Australia. Hoy, es un desguace a cielo abierto. El periodista Luc Folliet narra en su libro 'Nauru. La isla devastada' el impacto de aquella riqueza extrema y la caída libre de la isla.
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