Si el mayo del 68 francés es digno de mención en este aspecto, con las paredes de la Sorbona decoradas con eslóganes llamando a la revolución sin bolcheviques, al poder para la imaginación y a la democracia directa mientras centenares de miles de trabajadores se agolpaban en las calles de París, también lo es el diciembre de 2008 vivido en Grecia. Quizás por su proximidad temporal aún no somos capaces de asumir todo lo acontecido entre el fuego y las barricadas de los trabajadores griegos, pero sin duda están cargados de una simbología muy dura
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