Desde el pasado 24 de octubre, los usuarios más impuntuales a la hora de devolver un libro o una película podrán liberarse de sus días de castigo. Solo tendrán que aparecer en la biblioteca González Garcés, de A Coruña, con un paquete de alubias o arroz debajo del brazo y los bibliotecarios le condonarán el retraso en la entrega. Borrarán de su historial el retardo y el consumidor de historias prestadas continuará engullendo más títulos.
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