Candela, una cordobesa de 38 años, vestida de blanco, con un velo improvisado y un ramo de flores hecho por unos vecinos, entró con una sonrisa de oreja a oreja al Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Málaga. Al rato, con las flores aún entre sus manos, salió a la calle con la sonrisa más ancha todavía: se había casado, por el rito musulmán, con Sid Hamed Bouziane, el chico argelino de 28 años con una orden de expulsión en marcha y contra la que el Movimiento 15-M lleva una semana protestando al considerar que está amenazado de muert
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