Dumars era como ese músico de estudio virtuoso que deja los solos al guitarra solista, pero que aparece en el momento clave para dar la nota adecuada y marcarse el punteo que al final queda en el oído del que escucha. Un actor 'secundario' que con su interpretación terminaba por hacerte dudar quién era el protagonista y quién el actor de reparto.
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