A base de máquinas y muy poca sensibilidad, el camino Schmidt ha quedado convertido en una pista a la que sólo le falta el asfaltado. Se han destrozado rocas de granito y hecho desmontes que en algunos puntos llegan a los 50 cm., cortando todas las raíces de los árboles que se han encontrado a su paso. Todo ello para dotar al camino de una discutible "accesibilidad".
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