Ni recibió una “brutal” paliza, ni fue agredida por no llevar el velo islámico y ni siquiera sufrió un aborto como consecuencia de los golpes. Lo que al principio parecía un caso con tintes integristas, con el paso de las horas se ha convertido en una discusión que podría acabar calificada tan sólo como una simple falta.
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