Ocurrió en San Isidro, Argentina. La niña lo padeció desde que tenía dos años. El maltrato, abuso sexual y/o violación son de por sí delitos aberrantes. Pero cuando la víctima es un menor, la crueldad eleva al criminal al estrato de bestia, una especie de ser alejado de la humanidad. La crudeza de este caso puede ser útil para que los adultos abran los ojos ante las señales de los chicos.
|
etiquetas: sociedad , crimen