Por la mañana un buen tazón de chocolate, a mediodía un caldero de patatas fritas y, por la noche, judías o potaje. Adolfo Saiz, un campesino que cumple mañana 106 años tiene claro el truco de su longevidad: “Trabajar mucho y comer bien”, aconseja orgulloso. Tras una dura vida de trabajo en el campo llegó a la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz a sus 55 años para trabajar en una empresa de azulejos y hasta que cumplió 103, este abuelo que hoy cuenta ya siete bisnietos, vivía solo y se encargaba de todo.
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