El caso fue el del banquero barcelonés Francesc Castelló, a quien tocó vivir los convulsos años centrales del siglo XIV, en medio de epidemias de peste negra, malas cosechas, hambrunas y quiebras bancarias. El martes 10 de noviembre de 1360 fue llevado ante su propia casa en la plaza de Canvis de la Mar, y a la caída del sol se le cortó la cabeza. Éste es el único caso conocido de nuestra historia en que un banquero ha sido castigado con la muerte por prácticas irregulares.
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