Merkel comienza a pagar el giro de su política energética tras el anuncio del cierre de sus plantas de generación basadas en la desintegración de átomos. Voerdal, la tercera compañía de aluminio, se ha declarado en bancarrota como consecuencia del aumento en su factura energética, que ha llegado a suponer el 40% de sus costes. "Los precios altos de la energía son el talón de aquiles de Merkel". En los 14 meses que siguieron al anuncio del cierre de las 17 plantas nucleares, poco ha ocurrido para hacer frente la transformación exigida por Merkel
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