José Carreras nos había enseñado que los tenores no mueren de cáncer. Al menos, hasta que Alfredo Kraus clausuró la rivalidad de antaño con la elegancia de una muerte silenciosa, presumible, desprovista del heroísmo que convirtió a Caruso en el tótem reverencial de la ópera contemporánea.
|
etiquetas: alfredo kraus , opera , tenor , aniversario