Estoy en un país que no sabía que existía. Ayer estuve en un no-país que, a pesar de todo, existe. Me cuentan: "Yo he sido de tres países distintos sin moverme del sitio. Lo importante es la tierra, no el país. La tierra no desaparece de un día para otro. Un país, sí.” Esto último me sorprende mucho. Para tantos otros, la identidad es algo sólido; para mí, algo fluido; para este chico, aún más: es gaseoso. Un país es algo de lo que no te puedes fiar.
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