Durante décadas, Grecia ha sido un gran lugar para ser abogado, farmacéutico, decano o incluso camionero; profesiones todas ellas protegidas por la ley, bloqueando la competencia local y extranjera. También es un gran negocio ser cervecero, por ejemplo, si controlas el 72% del mercado como Heineken. El efecto de esto en la competitividad griega no podría ser más pernicioso: los costes laborales griegos son, en promedio, 25% más altos que los alemanes. En pocas palabras: Grecia tiene problemas para producir cosas que la gente quiera comprar.
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