Estados Unidos no es un aprendiz de brujo, sino un imperio con una ambición sin límites. Si queremos cambiar el rumbo de la historia, el primer paso será luchar por la verdad y no permitir que las aulas, los periódicos y los púlpitos sigan imponiendo una versión deformada de los hechos. Hay que luchar en la calle, sí, pero también en los espacios que se utilizan para forjar un relato basado en simplificaciones y mentiras. El saber no es un privilegio, sino un deber revolucionario y el verdadero fundamento de la libertad.
|
etiquetas: guerra , lucha clases