Hace exactamente un año, en enero de 2012, el Gobierno Rajoy, apenas 36 días después de constituido, aprobó un RD-L en el que suprimía todas las primas a todas las tecnologías renovables. ¿Objetivo? Frenar –eso dijo el ejecutivo– el "incremento continuo del déficit de tarifa". Ese fue el primer gran golpe asestado por el Ejecutivo Rajoy al sector de las renovables, que lleva años lidiando con el sambenito de ser el culpable total del déficit de tarifa. Pues bien, el déficit no solo ha vuelto a crecer, sino que lo ha hecho aún más.
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