Quedan dos minutos de partido y el running back enfila una carrera hacia el fondo de la pista. Un instante después, un defensa se cruza en su camino y sus cabezas chocan con violencia. Ambos se levantan, se quitan el casco y caminan un poco aturdidos. Parece un lance más del juego, pero en sus cerebros se ha producido una fuerte sacudida.
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