Mandamiento número uno del manual del fotógrafo de bodas en Sicilia: nunca pidas a los padres de la novia unas pistolas para la foto. Corolario: en caso de pedirlas, comprueba que están descargadas. El fotógrafo Calogero Scimea, de 45 años, desconocía este principio básico y lo pagó con su vida.
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