Como dirían los invitados del embajador, señor Camps, con el Gürtel nos ha conquistado. Cuán pocos políticos podrían aguantar una situación tan acrobáticamente comprometida como la del ex president con ese aplomo, esa templanza y esa sonrisa cadavérica con la que él deslumbra al tribunal. Cuántos menos son capaces de improvisar perlas de ingenio como las que él regala en cada declaración. Porque la cara de cemento viene de serie cuando entras en la alta política; pero la manera de esportearla que tiene Camps, eso es de estrella.
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