El 13 de setiembre de 1848, un terrible accidente ocurrió en las obras del ferrocarril en las afueras de Cavendish, Vermont. Tras una explosión accidental, una barra de hierro salió disparada y atravesó el cráneo de uno de los trabajadores. Todo se temían lo peor, pero no fue así, es más, a los pocos minutos el joven trabajador había recuperado la consciencia y el habla. Aparentemente, todo un milagro, sólo el tiempo permitiría comprobar las “sorprendentes” secuelas.
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