El dedo de José Ángel Torres, de 50 años, recorre primero el entrecejo, luego la barbilla y por último se detiene en el costado izquierdo, sobre la chaqueta de cuero. Tres cicatrices, “como tres soles”, apunta, de tres botellazos recibidos hace unos años por ser “el mariquita del pueblo”. Son las tres de la mañana en Tomelloso (Ciudad Real, 35.000 habitantes) y el bar de ambiente que regenta José Ángel se llama La Pantera Rosa, lugar de peregrinación de los gays de Tomelloso y de otras localidades manchegas, como La Solana o Argamasilla.
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