Más del 80 por ciento de las reservas petroleras del mundo están en el mar. Un botín atractivo para las grandes empresas energéticas, más aun frente a la suba del precio internacional del llamado –acertadamente– oro negro. Ante esto, debemos asumir que algunas promesas de la ciencia para enfrentar éste, y otros problemas ambientales causados por el hombre son, por ahora, sólo promesas. Mientras tanto, sólo nos queda a los humanos ser precavidos y –como diría Serrat– no jugar con cosas que no tienen repuesto.
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