Mientras nuestros vecinos galos se parten la espalda luchando por una sociedad mejor en la que se garantice un puesto digno para cualquier aspirante a labrarse un futuro en el mercado laboral, los jóvenes españoles pasamos de todas las tropelías legislativas, del contrato basura, de los sueldos de miseria, de las becarios indefinidos, de la discriminación laboral de la mujer, de los abusivos precios de la vivienda, de la nueva LPI y de tantas cosas que a todos los españoles nos resbalan siempre y cuando haya un buen macrobotellón.
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