El patriarca lo dejó todo preparado para caer solo. Con la honra propia de un capo de la mafia, después de haberles estafado 65.000 millones de dólares a sus inversores, Bernie Madoff decidió hacer algo honorable: confesar ante sus dos hijos, Mark y Andrew, para que ellos le delataran y así, de forma honrosa, se exculparan. Estoico, asumió su culpa y trató de exonerar a los suyos.
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