Una mujer nigeriana, que entró en España de forma irregular, vio cómo los que la habían ayudado a entrar en el país le quitaron a su bebé y exigieron que se prostituyera hasta pagar 45000 euros (que supongo que es el precio que estos desalmados pusieron a la vida del niño). Afortunadamente, el niño ha sido liberado. Lo peor es que seguro que éste es sólo un caso más, ya que este es un comportamiento bastante frecuente entre las mafias.
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